La cuerda que se utiliza con el yoyó es una cuerda que comienza y termina en tu dedo y que simplemente la tenemos enlazada, no anudada alrededor del eje del yoyó. La tensión o la holgura del trenzado de la cuerda determina si el yoyó girará al final de la cuerda.
Para lograr una longitud de la cuerda correcta, debermos dejar caer el yoyó al final de la cuerda, lo apoyamos en el suelo y medimos la cuerda entre el suelo y un poco por encima de nuestra cintura.
Ataremos un lazo de un diámetro aproximado de 2,5 cm en un extremo de la cuerda del yoyó. No colocaremos este lazo alrededor de nuestro dedo, sino que deberemos pasar el resto de la cuerda por este lazo y conseguir un nudo corredizo. A continuación pasaremos el dedo corazón por este nudo corredizo y lo colocaremos entre las dos primeras articulaciones de este dedo. Esta es la forma correcta de enganchar el yoyó.
Para liar la cuerda en el yoyó sujetamos la cuerda con la mano derecha a una distancia de unos 5 cm del yoyó y la iremos liando en el sentido contraria a las agujas del reloj. Esta operación la realizaremos sin tensar excesivamente la cuerda y hasta que la cuerda se lie completamente.
Con la palma de la mano mirando hacia arriba, cogeremos el yoyó sujetándolo para que la cuerda quede tensa entre la parte superior del yoyó y nuestro dedo corazón.
Si la cuerda está demasiado enroscada, el yoyó no se queda dormido al final de la cuerda. Para desenroscarla dejaremos que el yoyó cuelgue al final de la cuerda hasta que deje de girar. Es en ese momento cuando la cuerda está bien para volver a liarla en el yoyó.
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